lunes, 18 de octubre de 2010

TOZEUR, CHEBIKA Y TAMERZA






A las 5h30 ha sonado el despertador, una hora antes de la partida, para tener tiempo de tomar una ducha y desayunar, pues nuestro guía Montasser nos ha convocado a las 6h30 para salir en nuestro viaje de hoy. Ver salir el sol en esta parte del país, donde el cielo es especialmente claro es un espectáculo difícil de olvidar. El sol, un gran círculo dorado ocupa el cielo con una presencia impactante.
Después de este espectáculo, he aprovechado para dormir un poco, mientras nuestro autobús toma la carretera hacia Tozeur y Chebika.
Una larga y recta carretera P16 atraviesa el inmenso lago salado de Chott el Jerid, hoy día seco y que forma una extensa llanura donde se pierde la vista y resulta fácil ver espejismos en el horizonte. Su nombre significa Playa de Palma, pues a su alrededor hay una franja verde de palmerales que vistos desde aquí son una línea verde que marca todo el perímetro del lago salado. 







Una vez llegamos a Tozeur, visitamos una fuente de agua termal, con un peculiar sistema para refrigerarla y poder utilizar esta agua en el riego de las palmeras.


De Tozeur, nos dirigimos a Chebika con nuestro autobús para visitar las ruinas de este antiguo pueblo, que visitamos acompañados de un guía local que nos acompaña en un corto pero interesante recorrido por las callejas empinadas flanqueadas por casas de piedra o lo que queda de ellas. Llegamos hasta un pequeño promontorio y una vez allí atravesamos un farallón rocoso por una estrecha grieta que nos permite descender por un camino balizado hasta el fondo del palmeral donde nos sentimos obsequiados por una cascada de agua límpida. Inevitables los tenderetes de souvenirs y artesanías, que ofrecen los mismos productos que en otras partes. 






Acabada la visita y después de un pequeño receso en el que aliviamos nuestra calor con un buen trago de agua fría, reemprendemos nuestro recorrido, esta vez con un coche 4x4 que a través de una tortuosa carretera atraviesa las estribaciones del Atlas para llegar hasta Tamerza, donde vamos a llegar hasta el final de un valle que finaliza en un farallón rocoso desde el que cae una cascada de agua. El peaje son los chiringuitos y tenderetes que venden artesanías y que distorsionan la belleza del lugar pues nos impiden apreciar el silencio y la belleza del lugar en toda su intensidad.



De Tamerza nos volvemos al Hotel Tozeur El Mouradi, donde llegamos a tiempo para instalarnos en nuestra habitación y comer el almuerzo buffet tal como ya estamos habituados. Después de comer mientras algunos de nuestros compañeros marchan para visitar el palmeral en una excursión organizada, nosotros nos echamos una siesta para compensar la temprana hora a la que nos hemos levantado. Mientras Assumpció se recupera de sus problemas de estómago me voy a la piscina para disfrutar de un tranquilo baño con los últimos rayos de sol del día.
Cuando se ha despertado hemos ido hasta el centro de Tozeur para pasear y conocer esta población que se encuentra a unos pocos kilómetros de la frontera con Argelia.



Como Assumpció no se encuentra bien y sus problemas de estómago persisten hemos tenido que renunciar a la cena espectáculo que teníamos programada. Assumpció siente escalofríos y un poco de fiebre así que tomamos una cena ligera y nos vamos a la cama para descansar y confiando que mañana se encuentre mejor y podamos disfrutar de nuestro viaje.

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