sábado, 23 de octubre de 2010

DE REGRESO A CASA



Una semana pasa rápido, y ya nos ha llegado el momento de volver a casa. Aprovechamos la mañana para dar un último paseo por Port El Kantaoui y hacer las últimas compras. Al mediodía el autobús nos vendrá a recoger para trasladarnos hasta el Aeropuerto Carthage de Tunis para embarcar en nuestro avión que ha de volar a Barcelona. 






Hemos pasado unos días agradables en un país que aunque no lo esperábamos nos ha sorprendido en muchos aspectos, y que nos ha dejado un buen gusto de boca.

viernes, 22 de octubre de 2010

MONASTIR


Para ir a Monastir cogemos el autobús regular en Sousse, por 1,30 TD, que nos deja en el centro, justo a unos pocos metros de donde queremos ir. Monastir resulta mucho más fácil de recorrer, por ser una población más pequeña y tener todos los lugares que queremos visitar uno al lado del otro. Se nota un ambiente más tranquilo, da la sensación que sus visitantes llegan en autobús y tan pronto han visto lo que venían a visitar desaparecen con el mismo autobús que les había traído.





Visitamos el Ribat de Monastir, quizás el más importante junto al de Sousse. Nos dejamos embriagar por sus piedras, sus pasadizos, escaleras y como no por su torre, desde la que hay una panorámica esplendida.
De nuevo comprobamos los esfuerzos que se han hecho, para restaurar esta fortaleza, y presentarla al mundo como un baluarte de su patrimonio, que ayude a explicar el majestuoso pasado de este país que resulta ser un cruce de culturas como todos los países del mediterráneo. Nos maravillamos de poder no solo contemplar, sino también recorrer sus estancias y espacios para impregnarnos de su espíritu.










Nos encaramamos a la torre de la que disfrutamos de una estupenda panorámica de la ciudad, desde la torre vemos a un lado el mar, su playa y sus terrazas, y del otro lado la gran mezquita que data del siglo IX y la mezquita Bourguiba que por ser viernes llama a sus fieles a la oración y propaga al exterior por sus altavoces los discursos de sus imanes y mullahs. 




A continuación visitamos la Tumba del soldado desconocido y siguiendo la gran explanada adoquinada, llegamos al mausoleo de Habib Bourguiba, ex-presidente de Túnez y figura venerada por todos sus habitantes, por haber sido el gran propulsor no solo de la independencia del país sino también de su modernización.


Se trata de un edificio noble, que sigue todos los cánones del arte musulman tradicional, simetría, orden, armonía y belleza, que nos invitan a su admiración. En su interior la tumba del pro-hombre y detrás, también en el interior la de sus familiares más allegados. Por su increíble belleza atrae a todos los visitantes y aunque sea un mausoleo, invita a pasear mientras se contempla su belleza. Justo al lado el cementerio de la ciudad con algunas tumbas de morabitos, se integra naturalmente en todo el conjunto, y que visitamos para reconocer su simplicidad y su anonimato que contrasta con la esplendida tumba de Bourguiba.








Comemos en un restaurante terraza que hay a unos pocos pasos de la mezquita de Bourguiba. Buena comida a un precio razonable, y sin el agobio de un turismo masivo que llena los lugares más concurridos. Nos tomamos unas buenas cervezas para aplacar la sed que tenemos, pues hace calor.
Después de comer, recorremos las limpias y ordenadas callejas de la medina de Monastir, y sus puestos comerciales. Notamos la poca agresividad de sus comerciantes que contrasta con los de Sousse, lo que nos permite pasear más tranquilamente y contemplar mejor la mercancía que los comerciantes tienen expuesta. Comprobamos que los precios son también mejores, aunque no acabemos comprando nada, para evitar cargarlo en nuestra mochila.




Para regresar a Sousse escogemos el Louage, una especie de furgoneta o minibús que por un bajo precio nos deja a las afueras de Sousse. Necesitamos tomar un taxi que nos lleve hasta el centro de Sousse, y aprovechamos un par de horas para recorrer la medina y comprar cerámica, antes de regresar a Port El Kantaoui en nuestro ya habitual tuk-tuk.

jueves, 21 de octubre de 2010

TUNIS


A las 9h00 estamos en Sousse para tomar el tren que sale a las 9h30 para Tunis. Se trata de un tren moderno pero que funciona con gas oil. Son 1h y media de recorrido hasta llegar a la capital pero se harán cómodas y que nos permitirá conocer otra realidad del país.
No somos los únicos extranjeros que nos decidimos por el tren como medio de transporte. Me siento más cómodo viajando por mi cuenta que no formando parte de un grupo organizado. No porque me moleste la gente, sino porque no me gusta ese sistema de viajar.
La ventaja de viajar en tren es que te deja en el centro de la ciudad a dos pasos de la avenida de Francia y a un paso más de Bab el Bahr puerta de entrada de la Medina, que separa la parte antigua de la parte nueva de la ciudad.







Entramos a la medina por la calle de la kashba y comprobamos que todas las tiendas venden los mismos productos que ya hemos visto en Sousse. Nada atrae especialmente nuestra atención.
Al llegar a la Gran Mezquita o Mezquita Zeitouna nos advierten que solo podemos visitarla desde una barrera que da al patio pero en ningún caso la entrada da derecho a acceder a su interior.





Lo mismo nos ocurre en la Mezquita Hamouda Pasha de la que solo podemos visitar su patio y además alguien nos advierte que pasada la oración del mediodía ya no podemos estar allí. Decidimos no visitar la Mezquita de Ben Youssef decepcionados.



Después de comer en un restaurante de la medina, donde nos han cobrado más las ganas de comer que la comida que hemos comido, decidimos visitar las residencias antiguas que se conservan en buen estado y que pueden darnos una idea de cómo eran las casas de las familias más adineradas. Conseguimos encontrar Dar el Haddad con la ayuda de un espontáneo sospechoso, en donde solo podemos visitar el patio, pues se ha convertido en un edificio oficial y sus dependencias son despachos donde trabaja gente. Sin embargo su visita vale la pena. 





De allí nos dirigimos a la Medrassa Suleimaniya que hoy se ha convertido en un centro donde confluyen distintas asociaciones de tipo médico. No podemos entrar en la Medrassa Bachia pues tiene su sede una asociación cultural que imparte cursos sobre distintas disciplinas artísticas a los jóvenes. 





Seguimos rodeando la mezquita en nuestro itinerario hacia la calle Sidi Ben Arous .y la calle Pasha donde podemos adivinar las calles empedradas con sus paredes blancas y sus portales rematados en piedra arenisca.







Nos cruzamos con grupos de turistas españoles que han desembarcado de los cruceros ern la ciudad para visitarla durante el día.
Después de dar un último paseo por al A venida habib Bourguiba y sus terrazas al estilo francés (parisino) nos decidimos a dar por finalizada nuestra visita a la capital de Túnez y tomar el tren de regreso a Sousse.
Esta vez en un viejo y desvencijado tren que nos devuelve a Sousse en 2h15 o sea 45 mn. más que a la ida. A las 8h no podemos más que coger un taxi hasta nuestro hotel en Port El Kantaoui. Llegamos a tiempo para cenar y volver a nuestra habitación.